Murui: Plan de vida Murui y Muina-Murui (Ángel Ortiz)

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    4. Nɨmaira Kɨrɨgaɨ
    (Universidad Nacional de Colombia. Sede Amazonia, 2001-08-17) Ortiz, Ángel; Pereira, Edmundo; Pereira, Edmundo; Pereira, Edmundo; Palomares, Abelardo; Palomares, Abelardo; Ortiz, Ángel; Pereira, Edmundo
    Esta narración se tradujo también en Leticia, pero como no había más tiempo para traducir palabra por palabra, se empezó a traducir en oraciones. De este texto no se pudo traducir la parte final, que va desde los primeros contactos con los “blancos”, durante la época del caucho, hasta la época contemporánea. Cuando se terminó de grabar el Canasto de Tinieblas, Don Ángel reiteró: “En nuestro Plan de Vida lo traemos desde el origen”. A partir de ese momento, enfatizó, “les daré lo que un abuelo da sólo después de estar mucho tiempo sentado aquí en el mambeadero”: el conjunto de narraciones que había organizado como Nɨmaira Kɨrɨgaɨ, el Canasto de la Sabiduría, “el nuevo mensaje que dejó el Creador”, que comparó con el nuevo testamento bíblico. En términos de Don Ángel, si en el canasto anterior estábamos en el campo del “mito” (jagaɨ), en éste estamos en el campo de la “historia” (una de las traducciones de rafue, komuiya uai o monifue uai). Este fue el canasto al que don Ángel más prestó atención. Fue grabado dos veces, tras escuchar una primera versión completa. Como su nombre indica, está estrechamente vinculado a los principios y normatividad del mambeadero, representado por el abuelo del conocimiento, el nɨmairama. La narración cuenta cómo fueron entregados la coca y el tabaco y el manejo de estas sustancias. En este canasto, se revisan algunos de los temas desarrollados en el Canasto de las Tinieblas: la adquisición de buena comida y el desarrollo de la organización social del grupo en clanes, familias y gobiernos, a partir de redes de alianza matrimonial y ceremonial. Este canasto, a diferencia del anterior, aún no ha sido cerrado, abarcando el período desde el final del diluvio hasta la época contemporánea.
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    3. Jitɨrui Kirɨgaɨ
    (Universidad Nacional de Colombia. Sede Amazonia, 2001-08-05) Ortiz, Ángel; Pereira, Edmundo; Pereira, Edmundo; Pereira, Edmundo; Palomares, Abelardo; Palomares, Abelardo; Ortiz, Ángel; Pereira, Edmundo
    Estas dos narraciones (Murui, Muina-Murui arɨ biyakɨno y Moniyamena arɨ biyakɨno) fueron traducidas en Leticia, palabra por palabra. En algunas de ellas se prestó un poco más de atención a la dificultad de su traducción o a la importancia que tenían en un contexto determinado. “Lo que estamos grabando es lo primitivo”, enfatizó Don Ángel cuando comenzamos a grabar este Canasto. Calificó el Canasto de las Tinieblas como “anticuado”: es jagaɨ (canasto viejo), “puro mito”, dijo, “pura brujería”. Por tanto, son necesarios todos los cuidados. Entre las discusiones sostenidas durante el trabajo nocturno en el que se desarrollaron las grabaciones y el inicio de las transcripciones de estas narraciones (entre agosto y septiembre de 2001), estuvo presente la relación entre “mito” e “historia”, en el marco de una crítica al trabajo de los “antropólogos”: “A ustedes los antropólogos sólo les interesa el mito, y eso está muy pasado de moda”, enfatizó Don Ángel. Así, desde el punto de vista de cómo se organizaba el conocimiento en torno a la coca y el tabaco, los “antropólogos” se interesaron por el período antediluviano, período que los mayores calificaron como "prehistoria". Este énfasis en la separación de los dos canastos debe leerse como una construcción, especialmente en las últimas décadas, donde la presencia en la región de agencias y tradiciones de conocimiento cristianas, científicas, ambientalistas y estatales pesa mucho, en un contexto de movilización étnica de conquista territorial y reafirmación de una identidad indígena frente a la sociedad colombiana y el Estado. El comienzo de esta narración se agregó a la versión en español cuando ya teníamos impresas parte de las traducciones y de los originales en bue impresos, y Don Ángel comenzó a releer y corregir los textos finales.
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    2. Jata Yoema abɨ kɨotajano
    (Universidad Nacional de Colombia. Sede Amazonia, 2001-08-05) Ortiz, Ángel; Pereira, Edmundo; Pereira, Edmundo; Pereira, Edmundo; Palomares, Abelardo; Ortiz, Hermes; Muñoz, Wenceslao; Muñoz, Wenceslao; Palomares, Abelardo; Ortiz, Hermes
    Este es quizás el pasaje de significado más complejo de todos los relatos organizados por Don Ángel y, según él, de todos los conocimientos que un mambeador aprende a lo largo de su vida. De la nada, del vacío, de las tinieblas, aparece el Creador, aquí denominado Jata Yoema, el “increado” (pues “se hizo a sí mismo”), que no se ve porque nació de la nada. Literalmente, Don Ángel tradujo los términos como “hacha de hierro” o “hacha irrompible” y, finalmente, como “Padre Creador”. Como veremos, es uno de los nombres del Creador, que aparece aquí con su primer nombre. Jata Yoema nace de la suciedad, que en un torbellino de viento recoge un aliento transformándose en una persona. Este aliento es como un soplo, un soplo de vida. No logramos, en términos de Don Ángel, “precisar” las asociaciones que vienen a continuación: otro nombre con el que se puede llamar al Creador, Echikirama, traducido como “ser colorido”; y una planta acuática, Nuiogɨbe, que tiene savia babosa, encargada de mantener unida la Tierra. Cuando aparece, también aparecen las primeras plantas y hierbas que inicialmente serán pequeñas y de crecimiento bajo.
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    1. Koniruenɨ eimɨemo dukaizɨte
    (Universidad Nacional de Colombia. Sede Amazonia, 2001-08-01) Ortiz, Ángel; Muñoz, Wenceslao; Pereira, Edmundo; Pereira, Edmundo; Pereira, Edmundo; Palomares, Abelardo; Palomares, Abelardo
    El día de esta grabación, Abelardo Palomares (gobernador del Cabildo de San Rafael) tomó como referencia el Plan de Vida Cofan, que había sido publicado en 2000 en forma de un grueso volumen impreso, y era considerado como un plan de vida ejemplar entre los grupos indígenas del Putumayo. Wenceslao Muñoz (secretario) cogió un diccionario y los tres (Abelardo, Wenceslao y Edmundo Pereira, antropólogo) teníamos nuestros cuadernos. El papel de Edmundo, en ese momento, era básicamente grabar. Abelardo sugirió que empezáramos leyendo el material cofán. En sus primeras páginas, Abelardo le preguntó a Edmundo qué era un “índice”. Él le dijo que era una parte del libro en la que hay una especie de resumen de sus partes y contenidos. Entonces decidieron hacer lo mismo con el Plan de Vida murui. La idea era presentar brevemente todos los conocimientos para ser presentados de forma introductoria. Wenceslao sugirió que lo hicieran como en el mambeadero, en forma de preguntas de un joven a un anciano. Mientras Abelardo leía el resumen del Plan de Vida Cofan, Wenceslao y Don Ángel formularon, ensayaron y finalmente registraron las preguntas de un joven a un anciano, tanto en bue como en español.